Boletín Electrónico de la Garrapata en la WEBs:
Por: Níkolas
Friedmann
Este 5 de Noviembre pasado, es sin duda de un significado
político moral, como ético solo parecido a octubre revolucionario fecha de
inmensa importancia revolucionaria, como popular para los pueblos en lucha.
Cuando observamos a las nuevas generaciones de jóvenes combatientes, que se
enfrentan a la policía militarizada de Estado neoliberal chileno en diversos
lugares del país, en la Comuna de Estación Central, especialmente en la Villa
Francia y desde el Cerro Mariposas en la Araucanía, surge una luz que ilumina y
dan ejemplo a estas nuevas generaciones de consecuentes, esa luz es el legado
de Pablo y Araceli que sigue vivo en la organización y lucha de los pueblos. A
pesar de las claudicaciones, las deformaciones políticas, cada vez que veo o
enfrento de realidad cambiante, surgen expresiones espontaneas, como dirigidas
en el desarrollo social anti capitalista en vastos territorios que, en los
cuales nos encontramos disputando los espacios populares al control político
hegemónico, y si como cada vez que surge el sol tras las montañas de los Andes
las fuerza revolucionarias estamos perdiendo nuestra lucha revolucionaría anti
capitalista, y cada vez nuestros espacios están siendo copados con la peor
forma de opresión política, el clientelismo político a través de la cuestión electoral, las ONGs, que terminan
corrompiendo y desnaturalizando a los líderes naturales en los territorios, y
la penetración de elementos de la socialdemocracia neoliberal, que están
hábilmente por cierto “liderando” a las organizaciones sociales, pero desde la
punta del triangulo desnaturalizando esencialmente a todos los espacios
sociales como una expresión de clase para transformarlo en una cuestión
meramente economicista.
Ahora Aracelli Victoria Romo Álvarez, nace un 13 de marzo de
1962, dio sus primeros pasos, como adolescencia y juventud en una humilde
población del sur de Santiago. Es hija de padres comprometidos con la causa
popular; su padre un obrero mueblista y su madre una obrera tejedora, formaban
parte de una alegre y numerosa familia. Así como Aracelli, Pablo Vergara nace
en Santiago, el 7 de septiembre de 1963, siendo el hijo mayor, de una familia
humilde, una de las grandes que le dan vida a las poblaciones combativas, hijo
de Manuel y Luisa Toledo, Pablo inicia sus pasos en la gloriosa Villa, Villa
con fuerte identidad de clase y compromiso político anti dictatorial, es una
población solidaria y con fuerte identidad de clase entre sus vecinos.
En la noche del 5 de Noviembre de 1988, tras una fuerte
explosión cercana a una torre de energía eléctrica en el cerro Ñielol de
Temuco, se encuentran los cadáveres mutilados de Pablo Vergara y Aracelli Romo,
ambos militantes de izquierda. La prensa difunde que murieron al colocar una
bomba. Los grupos de Derechos Humanos evidenciaron numerosas incoherencias en
la versión oficial: las piernas de Aracelli no mostraban lesiones de bomba pero
desde la cintura para arriba no quedaba nada del cuerpo, lo cual es imposible
suponiendo que el artefacto explotara mientras ella estaba agachada
manipulándolo; Aracelli vestía zapatos de tacón, impropios para una misión así,
las cédulas de identidad estaban intactas pese a que los cuerpos estaban
destrozados, los estopines eléctricos o detonadores encontrados no servían para
ese tipo de acción, y se usó TNT del que solo dispone el ejército.
Hasta el día de hoy no se ha podido realizar una
investigación que aclare los hechos contradictorios que fueron emitidos en ese
momento. Como en muchos otros casos, la pérdida de estos combativos compañeros,
Pablo y Aracelli está siendo impune por las manos de los que hoy tienen el
poder (neoliberales), es decir, los mismos que en ese momento estaban
transigiendo en nombre del libre
mercado, la vida y la justicia. Pero qué pasó?, la mano asesina, la muerte a la
mala, deja unos hermosos pasos, la alambrada del olvido, la alambrada pulida y
cubierta de oro, pero no deja de ser una alambrada, una jaula de oro, en sus
pasos dejan sus vidas, sus nombres, sus cuerpos asesinados, torturados, y vejados.
En tierra están sus restos, encima de ella su memoria, sus
palabras, sus vidas, sus rebeldías que reflejaban la rebeldía de los
pisoteados. Por lo menos están sus nombres, testigos silenciosos del presente
como del futuro, al Derecho a la memoria, a la verdad, a la justicia. Pero
tenemos sus nombres, Pablo y Aracely, que es un ejercicio digno de la memoria,
como otros nombres, que evocan otros nombres, otras historias, otras vidas,
otros sueños de los pueblos en lucha, son los hijos consecuentes de esta tierra
germinada por Aracely y Pablo. Nombres dignos, que al evocarlos es llamar a la
Verdad, es llamar a la lucha, convocar a la justicia, a la construcción
permanente de una nueva sociedad, traer sus ejemplos al presente solo significa
lucha, ahora el brutal crimen de Pablo y Aracely no fue solo un reflejo de
provocar miedo a los jóvenes, dar un mensaje venenoso de clase que se suma a
muchos y muchas muchachos y muchachas que han sido asesinados a lo largo y
ancho del país, esta fue la respuesta única y concreta de los poderosos, una
guerra que siguen desatado frontalmente en contra de los jóvenes.
Quiero, hablarles de las virtudes de nuestros jóvenes
rebeldes, que por cierto eran inmensas, así como de las virtudes de otros
muchachos que siguen los pasos de Aracely y Pablo, quienes florecen en la
lucha, quienes florecen estudiando, jugando, amando, organizándose para luchar
como tantos otros muchachos, que dicen basta ya, de desgarrar al país. Hablar
de ellos, sin compromiso real y consecuente no serviría de nada, salvo si solo
queremos conmover lo que ya de por sí nos conmueve hasta los huesos, hasta la
indignación. No quiero tampoco hablar del dolor de mi familia y de la familia
de cada uno de los muchachos destruidos. Para ese dolor no hay palabras, solo
el amor que cada uno de ellos siente por sus hijos, la rebeldía, la poesía, la
solidaridad que da la lucha nos puede acercar un día poco a poco, el enemigo de
clase no sabe de eso, solo sabe de agresión, solo sabe de robar, solo sabe
someter y como todos ustedes saben muy bien la oligarquía no sabe de rebeldía,
poesía, de solidaridad, ellos saben de agresión, crueldalismo, sometimiento,
esclavitud.
Lo que hoy quiero decirles desde esas letras, desde ese
dolor que carece de olvido y esto lo grito, los hijos de los pueblos son el
reflejo de lo que somos como padres, es fruto de lo que no le pertenece a los
asesinos, a los NEOLIBERALES y es parte única entre el hombre y la naturaleza,
por esto la muerte de un hijo es siempre antinatural y por ello carece de
olvido y esto es simple, dolorosamente simple, desde cada vida sesgada por la
espada asesina esgrimida a la mala, por
la espalda, a la traición, esas vidas mutiladas, y repito, desde ese
sufrimiento, desde la indignación que esas muertes nunca serán en vano, sus
muertes provocan revolución y desde las montañas, ciudades, campos y de toda la
tierra que cobijan a nuestros jóvenes dignos les decimos: tiemblen asesinos que
los pueblos se organizan , los pueblos se preparan, no soportamos un día más de
su terror, de sus injusticias, de sus abusos, de su corrupción y por cierto de
sus crímenes impunes, de su violencia, de su crueldad de su modelo de vida
sucio, como inmoral que llaman neoliberal.
La muerte de Aracely y Pablo ha levantado la solidaridad y
el grito de indignación como de rebeldía, este grito de solidaridad e
indignación vuelven de nuevo a poner ante nuestros ojos y oídos esa
acertadísima frase, dicha por el Comandante Raúl Pellegrín, “La única lucha que
pierde es la que se abandona” , esta consigna que se ha hecho carne se
transforma en una fuerza motriz de los cambios, y que esperamos entonces
después de los miles de cadáveres que nos lega la tiranía pinochetista, y la
tiranía de los regímenes “democráticos neoliberales” de tantos inocentes
asesinados y envilecidos, esa frase debe ir acompañada de grandes luchas y
movilizaciones de los pueblos que apunte a la unidad para crear una sola
consigna, una sola marcha, una sola bandera exigiendo justicia, por la democracia
popular. Si los pueblos como sus organizaciones populares no logran esa unidad
necesaria, la muerte de los jóvenes, si será en vano y la historia sucia se
repetirá una y otra vez, por esto sólo conocemos de intimidación, de
sufrimiento, de desconfianza y el temor que nos envuelve día a día, de que un
día otra hija, otra hijo de alguna familia popular sea envilecido y masacrado que
termine, como ya ha sucediendo, se convierta en un asunto de estadística más.
Y como reflejo de esto me trae al recuerdo unos versos de
Bertolt Brecht cuando el horror del nazismo, es decir, el horror de la
instalación del crimen en la vida se hace cotidiana como una forma de control
de clase: “Un día vinieron por los negros y no dije nada; otro día vinieron por
los judíos y no dije nada; un día llegaron por mí, o por Aracely o por Pablo y
no tuve nada que decir”. Hoy, después de tantos crímenes soportados, cuando los
cuerpos destrozados de nuestros jóvenes, de sus amigos desde sus tumbas gritan
justicia y los convoca a movilizarse nuevamente y perder el miedo, debemos
hablar con nuestros amigos, nuestros vecinos, con nuestro compañeros de trabajo,
que nuestra lucha y nuestro grito de indignación no terminen en una fosa común
o con nombre y que los versos de Brecht no se hagan una realidad en nosotros.
Para terminar, que para devolver la justica en nuestros
pueblos al país, la dignidad a nuestros pueblos, es el ejemplo en la lucha y la
nacería unidad de todas las fuerzas populares y revolucionarias en una sola
lucha, una sola instancia para así y solo así, ser ejemplo a nuestros jóvenes,
Aracely y Pablo son un ejemplo de eso….
De La
Editorial de la Garrapata en WEBs
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